.site-logo .custom-logo { min-width:600 var(--branding--logo--min-width); min-height:100 var(--branding--logo--min-height); }

Ataque Cardiaco

Un ataque cardíaco, también conocido como infarto de miocardio o ataque al corazón, es una afección médica grave que ocurre cuando una parte del músculo cardíaco (miocardio) no recibe suficiente oxígeno debido a la obstrucción de una o más de las arterias coronarias que suministran sangre al corazón. Esto generalmente ocurre debido a la formación de un coágulo sanguíneo en una de las arterias coronarias o a la ruptura de una placa de ateroma (aterosclerosis), lo que provoca una reducción o un bloqueo completo del flujo sanguíneo.

Cuando el flujo sanguíneo se ve comprometido de esta manera, las células del músculo cardíaco comienzan a morir debido a la falta de oxígeno y nutrientes. Esto puede causar daño al músculo cardíaco y puede tener graves consecuencias para la salud.

Los síntomas de un ataque cardíaco pueden variar, pero los más comunes incluyen:

  • Dolor o molestias en el pecho que pueden sentirse como una presión, opresión, ardor o malestar en el centro del pecho. Este es uno de los síntomas más característicos.
  • Dolor que puede irradiar hacia el brazo izquierdo, la mandíbula, la espalda o el cuello.
  • Sensación de debilidad, fatiga o dificultad para respirar.
  • Sudoración excesiva.
  • Náuseas y vómitos.
  • Ansiedad o una sensación de miedo intenso.
  • Mareos o desmayo.

Es importante señalar que no todas las personas experimentan todos estos síntomas, y en algunos casos, los síntomas pueden ser atípicos, especialmente en mujeres y personas mayores.

Si alguien experimenta síntomas que sugieren un ataque cardíaco, es fundamental buscar atención médica de emergencia de inmediato llamando al número de emergencia de su país (como el 911 en Estados Unidos). Cuanto antes se reciba tratamiento, mejores serán las posibilidades de minimizar el daño al músculo cardíaco y de sobrevivir al ataque cardíaco.

El diagnóstico de un ataque cardíaco generalmente implica una serie de pruebas médicas, como un electrocardiograma (ECG o EKG), análisis de sangre para medir los niveles de enzimas cardíacas y pruebas de diagnóstico por imágenes, como una angiografía coronaria.

El tratamiento de un ataque cardíaco puede incluir:

Terapia de Reperfusión: Restablecer el flujo sanguíneo en la arteria coronaria obstruida es crucial para minimizar el daño. Esto puede lograrse mediante la administración de medicamentos trombolíticos o mediante procedimientos como la angioplastia coronaria con colocación de stent.

Medicamentos: Se pueden recetar medicamentos para aliviar el dolor, reducir la carga de trabajo del corazón, prevenir coágulos sanguíneos y reducir la presión arterial.

Rehabilitación Cardíaca: Después de un ataque cardíaco, se recomienda la rehabilitación cardíaca para ayudar a los pacientes a recuperar su salud cardíaca y reducir el riesgo de futuros eventos cardíacos.

La prevención de un ataque cardíaco implica controlar los factores de riesgo, como la hipertensión arterial, el colesterol alto, el tabaquismo, la diabetes y la obesidad, a través de cambios en el estilo de vida y el tratamiento médico cuando sea necesario. Es importante trabajar con un profesional de la salud para evaluar y gestionar estos factores de riesgo y mantener una salud cardíaca óptima.

¿Tienes dudas sobre si padeces esta enfermedad?