.site-logo .custom-logo { min-width:600 var(--branding--logo--min-width); min-height:100 var(--branding--logo--min-height); }

Apnea del Sueño

La apnea del sueño, también conocida como síndrome de apnea-hipopnea del sueño (SAHS) o simplemente apnea del sueño, es un trastorno del sueño caracterizado por interrupciones temporales en la respiración durante el sueño. Estas interrupciones pueden variar en duración y gravedad, y se producen cuando los músculos de la garganta se relajan excesivamente y bloquean las vías respiratorias superiores, lo que provoca una disminución o cese completo del flujo de aire hacia los pulmones.

Hay dos tipos principales de apnea del sueño:

  1. Apnea del sueño obstructiva (SAOS): Es el tipo más común y ocurre cuando los músculos de la garganta se relajan excesivamente, lo que bloquea parcial o completamente las vías respiratorias. Esto provoca ronquidos fuertes y pausas en la respiración que pueden durar desde unos segundos hasta varios minutos. El cerebro y el cuerpo se despiertan brevemente para reanudar la respiración, a menudo sin que la persona se dé cuenta. Esto puede ocurrir muchas veces durante la noche y afectar gravemente la calidad del sueño.
  2. Apnea del sueño central (ASCS): Es menos común y se produce cuando el cerebro no envía las señales adecuadas para controlar la respiración durante el sueño. A diferencia de la apnea obstructiva, en la apnea central no suele haber esfuerzo respiratorio visible y no se asocia con ronquidos. Puede estar relacionada con problemas neurológicos o médicos.

Los síntomas comunes de la apnea del sueño incluyen ronquidos fuertes, somnolencia diurna excesiva, fatiga, dificultad para concentrarse, irritabilidad, dolores de cabeza matutinos, insomnio y despertares frecuentes durante la noche. Además, la apnea del sueño se asocia con un mayor riesgo de desarrollar problemas de salud graves, como enfermedades cardiovasculares, hipertensión, diabetes tipo 2 y accidentes cerebrovasculares.

El diagnóstico y tratamiento de la apnea del sueño son esenciales para mejorar la calidad de vida y prevenir complicaciones a largo plazo. El tratamiento puede incluir cambios en el estilo de vida, como perder peso, evitar el consumo de alcohol y tabaco, y usar dispositivos de presión positiva continua en las vías respiratorias (CPAP, por sus siglas en inglés) o dispositivos orales. En casos graves o resistentes al tratamiento, la cirugía puede ser una opción. Si sospechas que podrías tener apnea del sueño, es importante buscar la evaluación y orientación de un profesional de la salud.

¿Tienes dudas sobre si padeces esta enfermedad?